GUÍA “CALKINÍ: UN RECORRIDO POR SU HISTORIA”
Placa 1: Tu’uk’ Ka’an (Rincón del cielo)
Placa 2: Casa donde nació y vivió Carlos Berzunza Ramón, Veterano de la revolución Mexicana.
Placa 3: Escuela primaria «Mateo Reyes»
Placa 4: Cuarteles Militares, siglo XVIII y XIX.
Placa 5: Fusilamientos en Calkini, 1867
Placa 6: Casona donde pernoctó Carlota Amalia, Emperatriz de México.
Placa 7: Templo y convento de San Luis Obispo
Placa 8: Palacio Municipal de Calkiní.
Placa 9: Che’en Noria (Pozo con Noria)
PLACA 1: TU’UK’ KA’AN (RINCÓN DEL CIELO)
Ubicación: Plazuela en la confluencia de las calles 19 con 24 y 17ª. Barrió San Luis
En este sitio, durante el cacicazgo Ah Canul, los antepasados mayas se reunían a exponer y resolver los asuntos importantes de la provincia. Fueron testigos de los hechos el yaxché, árbol sagrado, y las aguas del cenote Halim.
En 1541, aquí se hizo la entrega del cacicazgo a los conquistadores. Un nuevo elemento se integró al conjunto: el arco de características españolas.
Al desintegrarse la Triple Alianza conformada por jerarcas mayas: los Cocom, los Itzá y los Xiu, y destruida la ciudad de Mayapán, último reducto de esta civilización, en la década de los años 40 del siglo XV d.C., sus habitantes se dispersaron por distintos rumbos del territorio en donde, por largas centurias, había florecido la gran cultura maya.
Hacia el occidente de esa ciudad, se dirigió un grupo de familias conducido por nueve batabes. Ellos fueron, según registros del Códice de Calkiní: Ah Paal Canul, Ah Dzun Canul, Ah Sulim Canul, Ah Tzab Canul, Ah Kin Canul, Ah Chacah Canul, Ix Copacab Canul, Na Bich Canul y Na May Canché*.
En el año de 1441 llegaron a tierras de Calkiní. Aquí descubrieron un sitio en donde, en una plazuela, un cenote surtía de agua y le dieron por nombre Halim. A un costado un frondoso yaxché (ceiba en español), árbol sagrado de los mayas.
Dada la belleza natural del lugar le llamaron Tu’uk’ Ka’an, palabras mayas que traducidas al español significan Rincón del Cielo. Fue éste el lugar de su asiento y, tiempo después centro geográfico, político y administrativo del cacicazgo Ah Canul, que abarcó extenso territorio habitado por pueblos mayas, en un período de más de cien años de existencia.
Hacia 1541 llegaron a este territorio los conquistadores ibéricos, hombres barbados, al mando de Francisco de Montejo “El Mozo”, y un primo suyo del mismo nombre. Por la superioridad de sus armas, desconocidas por estos aborígenes, dominaron a los mayas del cacicazgo. Impusieron la cruz y una nueva religión, y los dioses del mundo indígena se ocultaron.
La sangre del conquistador español se cruzó con la de las mujeres mayas y de esa mezcla nació el mestizaje. Un nuevo sistema de vida imperó en estas legendarias tierras del Mayab.
Pocos años después, españoles y mayas sometidos, levantaron un Arco a un costado de la plazuela, donde se hallan el cenote Halim y la Ceiba, en recuerdo al encuentro de las dos culturas.
Sólo a través del tiempo, los antepasados del Mayab resplandecieron y mostraron la grandeza de su civilización. Los dioses emergieron del fondo de los tiempos y la luz iluminó de nuevo sus rostros ocultos, cuando los montes y la serranía se hablaron entre sí, al conjuro del canto del tunkul.
Hasta hoy, el lugar conserva los símbolos de su importancia histórica: el cenote Halim es fuente inagotable de agua fresca; el yaxché, frondoso como siempre, obsequia su esbeltez y su sombra reconfortante (es un segundo árbol; el primero murió víctima de un rayo, en la década de 1970, tras una larga existencia de más de 500 años); y el Arco se yergue desafiando al tiempo.
Tu’uk’ Ka’an es el sitio más antiguo en la vida de Calkiní. Durante 569 años ha sido mudo testigo de los aconteceres del pueblo.
Es un patrimonio cultural de los descendientes de Ah Canul: los hijos de Calkiní.
“Mientras Kin (el Sol) alumbre los nuevos días, algo de los mayas seguirá resplandeciendo”.Fragmento del Chilam Balam de Tizimín.
* Na May Canché es el nombre del noveno batab, según el investigador Ralph L. Roys (1957). El historiador Juan Francisco Molina Solís en su libro “Historia del descubrimiento y conquista de Yucatán” (1943), señala a Na Un Canul en lugar de Na May Canché.
PLACA 2: CARLOS A. BERZUNZA RAMÓN
Ubicación: Calle 22 entre 17 y 19, casa con núm. 97 Centro Histórico.
En esta casa nació y vivió CARLOS A. BERZUNZA RAMÓN (1887-1974). Veterano de la Revolución Mexicana. Por sus hazañas en combate, alcanzó el grado de Mayor. Diputado Constituyente de la XXVI Legislatura Local, en 1917. Siendo presidente municipal, se le otorgó a Calkiní el título de ciudad, el 30 de noviembre de 1918.
Hay personas que en el proceso de integración social lo hacen de manera tan sutil, que sus existencias pasan y se diluyen en la masa anónima, que se acopla a los moldes y estructuras establecidas; pero hay otras personas que dadas sus inquietudes, sus iniciativas y sus acciones, contribuyen a reformar el orden de cosas y dejan huella en sus comunidades.
Carlos Alejandro Berzunza Ramón, nacido en Calkiní, Campeche, el 24 de abril de 1887, pertenece a ese selecto grupo de hombres que, por su desempeño en la vida, destaca entre sus semejantes.
Veamos algunas facetas de su personalidad:
Como estudiante:
Lleva a cabo su educación primaria en su lugar natal. Los estudios correspondientes al bachillerato, los efectúa en el colegio de San Ildefonso, de la ciudad de Mérida Yucatán.
En el año de 1935, a los 48 años de edad, fue alumno de la Escuela de Mejoramiento para Maestros de Escuelas Regionales Campesinas y Escuelas Rurales. Cabe hacer notar que su autodidactismo le hizo ser poseedor de cierto grado de cultura universal.
Como docente:
De 1935 a 1939 fue maestro de agricultura en la Escuela Normal Rural de Hecelchakán.
En la escuela secundaria de Calkiní, desde el año escolar 1954-55, en que el plantel es fundado, fue maestro de Geografía.
Como servidor público:
En 1914 fue tesorero municipal. En 1915, primer regidor y presidente municipal interino. En 1917, como diputado suplente, forma parte de la XXVI Legislatura del Estado de Campeche; y por decreto del gobernador de la entidad, les correspondió fungir como Constituyentes “con el fin de implementar en la Constitución Política del Estado las reformas de la nueva Constitución General de la República”, promulgada en Querétaro, el 5 de febrero del mismo año.
Ese es el motivo por el que el nombre de Carlos Berzunza Ramón aparece en el recinto del Congreso del Estado, como constituyente de 1917.
En 1918, presidente municipal electo, y como tal, solicita y obtiene el aumento de maestros en las escuelas de la localidad. También inicia las gestiones para elevar a la categoría de ciudad a la entonces villa de Calkiní; lo que es concedido el 30 de noviembre de 1918, por el H. Congreso del Estado. En 1919 es electo diputado local a la XXVII Legislatura estatal
En 1956 oficial del Registro Civil.
Como revolucionario:
Desde el año de 1910 se incorpora al movimiento revolucionario y participa activamente en hechos de armas y campañas, que tuvieron lugar en la región sureste de la República. Por su desempeño y valor en los campos de batalla, obtuvo el grado de Capitán, y posteriormente el de Mayor.
En 1952 y 1953, las autoridades respectivas lo reconocen como Veterano de la Revolución, con los grados alcanzados en campaña.
Como ciudadano:
En su juventud, introdujo en Calkiní la práctica del béisbol, deporte que llegó a tomar gran aceptación y profundo arraigo en la comunidad.
En 1930, para fortalecer la económica local, y obedeciendo al llamado de su mente inquieta, incursiona en la siembra de cebolla, arroz y caña de azúcar, demostrando la factibilidad de otros cultivos, además de los tradicionales.
En 1957, cuando la estación de trenes de la empresa Ferrocarriles Unidos de Yucatán dejó de prestar sus servicios, fue uno de los promotores para solicitar al gobierno del Estado, hiciera gestiones para construir en dicha instalación el edificio de la escuela secundaria. Esta solicitud tuvo frutos con la creación del Colegio Superior de Calkiní, en agosto de 1961.
Carlos Alejandro Berzunza Ramón falleció en su natal Calkiní, el 9 de marzo de 1974, a los 87 años de edad, dejándonos un legado que es preciso valorar: el de ser un hombre dinámico en pensamiento y obra, y un eterno luchador por el bienestar de su comunidad.
PLACA 3 : ESCUELA PRIMARIA MATEO REYES
Ubicación: En andador de la calle 20 entre 19 y 21 Centro Histórico.
Esta escuela, pionera de la educación pública en el municipio de Calkiní, fue fundada en 1854 con apoyo financiero del filántropo Mateo Reyes Dorantes.
Por acuerdo del Cabildo Municipal del 23 de septiembre de 1889, la institución recibió el nombre de este ilustre calkiniense.
En el siglo XIX, la parte frontal derecha de este edificio funcionaba como cuartel de la Guardia Nacional.
En el año 2004, al cumplirse 150 años de su fundación, la escuela fue reconstruida y ampliada.
Miles de alumnos desde mediados del siglo XIX han egresado de las aulas de la Escuela Primaria “Mateo Reyes” y sin embargo poco o nada saben sobre la historia de dicho plantel educativo.
La fundación de la escuela se remonta hasta el 9 de febrero de 1854, cuando poco antes de morir a consecuencia de la epidemia de cólera, Mateo Reyes Dorantes dona ocho mil pesos “para construir una escuela para niños pobres”.
El albacea del dinero fue Simón Peón, administrador de los bienes del finado así como dueño de la hacienda Tankuché.
La escuela comenzó a funcionar en predios particulares y después de varias décadas llega a ocupar el edificio actual, siendo la parte antigua la sede de la Guardia Nacional. El director que aparece en el archivo municipal en 1859 lo fue Juan Pablo Talavera.
El H. Ayuntamiento de 1879, presidido por José Gertrudis Pérez Berzunza, entrega una placa de mármol que dice:
A la memoria de nuestro bienhechor |
Los $8,000.00 legados por Mateo Reyes, dados al 10% anual producían $66.66 de los cuales se pagaban $35.00 al primer preceptor; $16.00 al 2° preceptor; $6.66 al administrador y $9.00 que quedaban de fondo para gastos de mobiliario y premiación de alumnos.
En 1889, Rogelio Rodríguez propone en sesión del H. Ayuntamiento que la Escuela de Fundación que estaba bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes llevara el nombre de Escuela Pública “Mateo Reyes” en memoria de su fundador. La propuesta es aprobada acordándose que:
Artículo 1°: En lo sucesivo la Escuela de Fundación se denominará Escuela “Mateo Reyes” en justa memoria de su fundador.
Artículo 2°: Los Directores de dicha escuela harán conocer a sus alumnos el hecho filantrópico del señor Reyes, enseñándoles a guardar su memoria con respeto y gratitud.
En 1896, Galdino Rivero Novelo, Presidente Municipal, solicita al gobierno del Estado la cesión del edificio de la Guardia Nacional, para reconstruirlo y alojar ahí las Escuelas Mateo Reyes y Joaquín Baranda, lo cual se logra años después.
Mateo Reyes Dorantes nació alrededor de 1780. Fueron sus padres Manuel Antonio Reyes y Petrona Dorantes. El 19 de julio de 1802 contrajo nupcias con María Jesús Noceda Loeza.
En los años de 1825 y 1826, el pueblo lo honra con el cargo de Presidente Municipal. Como funcionario público se preocupó por combatir la epidemia de viruela en 1826.
Después de más de tres décadas de matrimonio queda viudo, el 15 de junio de 1840. El lunes 27 de septiembre de 1841 se desposa con María del Carmen García Pérez.
En 1850 dona de su peculio $600.00 para comprar maíz y distribuirlo entre la gente pobre, pues había hambruna porque se perdieron las cosechas.
Mateo Reyes Dorantes fue dueño de las haciendas de campo Sisibaché, San Mateo Yacalcab, San Miguel Chunchucmil y el abrevadero Popolá, en lo que es ahora Maxcanú, Yuc., con 5,000 cabezas de ganado, todo lo cual vendió en 1842 en $43,484.00.
Actualmente, la escuela se yergue airosa en el corazón de la Atenas del Camino Real.
El nombre de Mateo Reyes Dorantes es faro y luz, guía y estrella de las futuras generaciones de Calkiní y su nombre vivirá por los siglos en el friso de los hijos inmortales de estas tierras de Ah-Canul.
PLACA 4: CUARTELES MILITARES
Ubicación: Calle 21 entre 20ª y 22, casas con números 106,108 y 110.
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, en estas casas funcionaron cuarteles militares.
En la acera de este predio existió una lápida que decía:
“Gobernando la Provincia de Yucatán el Sr. mariscal de Campo, Dn. Benito Pérez y siendo a cargo del Subcomando de este Camino Real el capitán Dn. Alonso Luis Peón, se fabricó el Cuartel Urbano a costa del vecindario. Su capitán Dn. Raymundo González. Año de 1801”.
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, en casas ubicadas enfrente de la plaza principal de esta ciudad, funcionaron cuarteles militares.
En la parte superior de la fachada de la casa número 106 de la calle 21, existen unas placas que testimonian la existencia de dichos cuarteles, donde era concentrada la milicia que se ocupaba del resguardo de la región.
Una de las placas dice:
“Guardia de la Séptima Compañía. Partido de Tiradores de Campeche”.
Otra placa dice:
“Guardia de Milicia”. Guardia de la Séptima Compañía de voluntarios blancos de Campeche. Se comenzó el primero de Diciembre del 81” (se supone que tal fecha se refiere a 1781).
En la casa número 108 de la calle 21, en la acera que fue de piedra labrada, había una placa cuyo texto pudo traducirse de la siguiente manera:
“Gobernando la Provincia de Yucatán el Sr. Mariscal de Campo, Dn. Benito Pérez y siendo a cargo del Subcomando de este Camino Real y el capitán Dn. Alonso Luis Peón, se fabricó el Cuartel Urbano a costa del vecindario. Su capitán Dn. Raymundo González año de 1801”.
En la parte frontal derecha del actual edificio de la Escuela Primaria Mateo Reyes, existió el Cuartel de la Guardia Nacional. Al reconstruirse este plantel educativo en el año 2004, se conservó la parte señalada de este edificio.
PLACA 5 : FUSILAMIENTOS EN CALKINÍ
Ubicación: Calle 21 entre 20 y 20 A, entre las casas con núm. 102 104 Centro Histórico.
Durante la lucha del gobierno de Benito Juárez contra el imperio de Maximiliano de Habsburgo, Calkiní, a semejanza de lo acaecido en Querétaro, fue escenario del fusilamiento de tres jefes imperialistas.
Ellos fueron: Juan Espejo, Nicolás Dorantes y Ávila y José Dolores Ponce.
Los hechos tuvieron lugar en este sitio, el 13 de junio de 1867.
Maximiliano de Habsburgo fue emperador de México de junio de 1864, en que tomó posesión del cargo, a mayo de 1867.
Durante su gobierno enfrentó muchas dificultades. Tuvo diferencias, por cuestiones ideológicas, con los propios conservadores que lo habían invitado a venir al país; surgieron desavenencias con el nuncio papal, y consecuentemente con el Vaticano; pero sobre todo, el principal obstáculo fue la resistencia armada de los republicanos, jefaturados por Benito Juárez; y agudizado todo esto por la falta de recursos económicos.
Transcurre el tiempo, y otras circunstancias internas y externas llevan a un mayor debilitamiento al imperio y a su posterior derrumbe.
El emperador fue aprehendido, juzgado y fusilado en Querétaro, juntamente con los generales mexicanos Miguel Miramón y Tomás Mejía, el 19 de junio de 1867.
El estado de Campeche fue una de las entidades donde había autoridades imperiales constituidas, y al ser derrotadas por los republicanos fueron depuestas y hechas prisioneras.
Tres de ellos fueron el general Juan Espejo, comandante militar de Campeche; el Lic. Nicolás Dorantes y Ávila, prefecto político de Campeche; y José Dolores Ponce, prefecto político y comandante militar del departamento del Carmen. Los dos primeros apresados el 1º de junio de 1867, y el tercero desde el 23 de abril del mismo año.
PLACA 6: CASONA DONDE PERNOCTO CARLOTA AMALIA, EMPERATRIZ DE MEXICO
PLACA: LA EMPERATRIZ DE MÉXICO, CARLOTA AMALIA
Ubicación: Calle 20 entre 17 y 19, casas con núm. 96.98 y 100, Centro Histórico.
El 9 de diciembre de 1865, provenientes de la ciudad de Mérida, la Emperatriz de México CARLOTA AMALIA, y su comitiva, se alojaron en las casas que conforman esta cuadra. Al día siguiente, después de escuchar misa, continuaron su viaje hacia la ciudad de Campeche.
La vida tranquila de este lugar se vio alterada al saberse la noticia de la visita de la Emperatriz de México, Carlota Amalia, que llegaría a esta población en su recorrido por los estados de Yucatán y Campeche.
Las informaciones giradas a los Jueces Auxiliares de este Distrito eran: se alistarán diez mulas para la carga que traía para su estancia, catres y camas, así como las casas donde pernoctarían la esposa del Emperador de México, Maximiliano de Habsburgo y su comitiva.
Carlota Amalia arribó a este lugar la tarde del 9 de diciembre de 1865, cuando caía un fuerte aguacero; fue recibida por gran número de pobladores y curiosos, quienes al verla no cabían de gozo al tener como huésped a tan distinguida visitante. Las autoridades y gentes representativas del pueblo le dieron la bienvenida a esta tierra campechana, que la recibió con los brazos abiertos. Este acto de recepción fue en la parte central de la casona ubicada con el número 98 de la calle 20, al oriente de la plaza principal, propiedad del presbítero Joaquín Pérez. Ella pernoctó esa noche en la casa de al lado, la número 100, y la casa del lado norte fue ocupada por su comitiva. Esa noche, Carlota Amalia concilió su sueño, en una tranquila y fresca noche; Calkiní la arrulló en sus brazos.
Por la mañana del siguiente día, escuchó misa en la sala de la parte central de la casa de recepción, y al escuchar el sonido de la campana principal de la iglesia pidió una explicación de la sonoridad de la misma, informándosele que esto se debía al ligamento de oro que contenía; y acudió a visitar el templo, donde admiró el retablo, imágenes de bulto, etc. Manifestó su deseo de llevarse la campana; su petición no fue cumplida por el peso y tamaño de la misma, pero sí se llevó un tunkul (instrumento de percusión musical, construido de un tronco de madera ahuecado).
Más tarde se despidió de sus anfitriones a quienes agradeció su amabilidad y hospitalidad continuando su viaje hacia Dzitbalché, Hecelchakán, Tenabo y Campeche.
PLACA 7: TEMPLO Y CONVENTO DE SAN LUIS OBISPO DE CALKINÍ
Ubicación: Calle 17 con 14. Centro Histórico
Su construcción inició en 1561 y concluyó 215 años después, en 1776.
La dirección de la obra estuvo a cargo de frailes franciscanos, quienes desde su llegada en la década de 1540 levantaron construcciones rústicas para efectos del nuevo culto.
Este conjunto arquitectónico es considerado uno de los más bellos del sureste mexicano.
Fue declarado Monumento Nacional el 4 de abril de 1952.
EL TEMPLO:
La construcción del templo se realizó durante el primer tercio del siglo XVIII, habiendo sido antecedido por la llamada “capilla de indios” de la cual también nos ha dejado testimonio Antonio de Ciudad Real:
“No tiene aquél convento iglesia, pero en su lugar hay pegada al lienzo dél una capilla y una ramada muy grande y vistosa… sin que intervenga en ella clavo ni soga, cosa por cierto grande de admiración… y así echada bien la cuenta hay desde el testero hasta el final de la ramada 230 pies, y con ser tan larga y ancha, como dicho es, cuando llega un día de Pascua se hincha toda…”.
Del templo, exteriormente destacan sus altos y gruesos muros, apuntalados con robustos contrafuertes que dan el aspecto de iglesia fortaleza. Su fachada ha sido calificada como clasicista de construcción tardía y también de carácter académico, casi herreriano.
La única torre data de la segunda mitad del siglo XVIII.
Interiormente se aprecian: su amplia nave con techo de bóveda de cañón, su elevado presbiterio de “media naranja” y el hermoso retablo de madera de estilo barroco, también del siglo XVIII.
En posición perpendicular, al fondo del templo, hacia el poniente, se encuentra la Capilla del Santísimo, cuya construcción se presume fue en el siglo XVII. Su austeridad y sencillez es propia de la arquitectura franciscana de la época.
Este conjunto arquitectónico –convento y templo– es considerado uno de los más bellos del sureste mexicano, y fue declarado Monumento Nacional el 4 de abril de 1952.
EL CONVENTO:
La construcción del convento se inició en 1561, y para el último tercio del mismo siglo ya se encontraba terminada la parte poniente del edificio, que contaba con lo indispensable para el cumplimiento de sus funciones, como puede inferirse del testimonio proporcionado por el fraile Antonio de Ciudad Real, secretario de Fray Alonso Ponce, Comisario General de la orden franciscana, quienes estuvieron en Calkiní en agosto de 1588. Como parte de su observación, describe:
“El convento está acabado con su claustro alto y bajo, dormitorio y celdas. El primer suelo es de bóveda pero las celdas están enmaderadas por lo alto con sus azoteas y todo es pequeño aunque de cal y canto; tiene una buena huerta con noria… y todo esto está situado sobre un ku o mul de los antiguos…”.
La parte oriente, de construcción posterior, fue concluida en el siglo XVIII. De esta parte puede observarse un amplio patio, otrora rodeado de techos.
Al norte de esta sección, con marcado deterioro, una doble crujía, originalmente con once piezas. En el lado sur hay cinco piezas y al oriente un pasillo que sirve de acceso y tres piezas.
Desde 1982, la parte poniente está ocupada por monjas de la Orden de Santa Clara.
PLACA 8: PALACIO MUNICIPAL DE CALKINÍ
Ubicación: Calle 20 entre 15 y 17 Centro Histórico
Hacia finales del siglo XIX se le conocía como Sala Consistorial; y, desde 1872, sede del gobierno municipal.
Desde ese año se inició un proceso de reconstrucción, siendo las obras más importantes las realizadas en 1917, 1936 y 1942.
El edificio, por su ubicación y arquitectura neoclásica, es de los más notables de la ciudad.
Este edificio de arquitectura neoclásica fue levantado sobre un altillo, en donde también están el templo y el convento de San Luis Obispo. En su interior, funcionan oficinas para la atención al público en diversos aspectos.
El 14 de septiembre de 1872 fue inaugurada la galería del palacio, siendo alcalde Rafael Rodríguez y gobernador Joaquín Baranda. El 20 de noviembre de 1917, se inauguró la reconstrucción del edificio, siendo gobernador Joaquín Mucel y presidente municipal Genaro Alpuche. El 30 de noviembre de 1918, la XXVI Legislatura del Congreso del Estado de Campeche, en Decreto No. 110, elevó a categoría de ciudad a la villa de Calkiní, siendo alcalde Carlos Berzunza Ramón.
En 1936, fue construida una torre al frente del edificio, en la cual se instaló un reloj de cadena, obsequiado por el gobernador. Casi cincuenta años después, el reloj fue cambiado por otro, de cuatro carátulas.
Dada la situación precaria de los ayuntamientos, poco a poco, a partir de la década de 1930, se fueron construyendo las escalinatas del palacio municipal. En los corredores del inmueble se realizaba la toma de posesión de las autoridades y se rendían informes de las mismas. También, durante décadas, aquí se llevaban a cabo las actividades del Carnaval y celebraciones sociales y populares.
Desde el 30 de noviembre de 1993, en las paredes del palacio se exhibe el mural «Calkiní» del artista Sergio Cuevas Avilés. La obra está conformada por los lienzos “Raíces de Ah-Canul”, “Fusión de culturas” y “Hacia el ideal”.
PLACA 9 : CHE’EN NORIA
Ubicación: Calle 17 con 14. Barrió La Concepción.
Pozo de forma rectangular donde se instalaba una noria, maquinaria compuesta de ruedas, poleas, engranes, cadenas y cubetas, mediante la cual se extraía el agua a la superficie. Para su funcionamiento se hacía uso de tracción animal.
Sistema heredado de los conquistadores españoles. Vocablo producto del mestizaje del maya y el español con el cual se le designaba a los pozos (Che’en) que contaban con la maquinaria de tracción animal para la extracción del agua (Noria).
Los pozos para la obtención del agua fueron introducidos a nuestras tierras por los conquistadores españoles, sustituyendo el uso de los cenotes, las aguadas y de los chultunes, estos últimos, construcciones subterráneas en forma de grandes tinajas, que a los mayas les servía para almacenar el agua de las lluvias.
Los pozos generalmente de forma cilíndrica, con un brocal de piedras labradas, y de una profundidad promedio de 12 metros, se construyeron en los patios de las casonas españolas y en calles y plazuelas, para uso comunal; ejemplos de estos últimos en la ciudad tenemos: el ubicado en un rincón del parque de la plazuela del barrio de San Miguel Kucab, calle 23 y 18; el de la plazuela del barrio de Kilakán, actualmente cegado y sin brocal; el de la calle 28 y 27 A, del mismo barrio, denominado “Elección”, pozo en forma de prisma cuadrangular, revestido hasta el nivel de agua con piedras labradas, cerca de un adoratorio católico de la época colonial; el ubicado en la confluencia de las 20 A y 29, pozo Xkulpak (Pedazo de Columna), por estar ubicado al pie de una columna de muchos años de antigüedad; el de la plazuela de la calle 18 A y calle 9, del barrio de San Juan, rodeado de un pequeño y moderno parque.
De todos ellos, sobresale el pozo construido sobre el cenote Halim, en la plazuela de Tu’uk’ Ka’an, sitio de vital importancia en la época prehispánica, por ser lugar de la fundación del cacicazgo Ah Canul, en 1441, y de su posterior capitulación ante los conquistadores españoles, cien años después, en 1541. Junto con la Ceiba, árbol sagrado de los mayas, y el Arco de estilo español, levantado en esa misma época, se localiza en la calle 19 por 24, cerca del centro de la ciudad.
En la Colonia de Fátima, al lado del templo católico, sobre una pequeña loma, se encuentra un pozo de unos 15 metros de profundidad y, a pocos pasos, al interior de la iglesia, formando parte de los cimientos, un pequeño pozo de un metro de hondura, a cuyas aguas se le atribuían efectos milagrosos que, en tiempos pasados, atraían en romería a innumerables enfermos en su búsqueda por la salud.
Con el paso de los años casi todas las casas contaban con su pozo, o se compartía uno con los vecinos, al construirlos en los límites de los patios.
Cuando se necesitaba contar con cantidades mayores de agua, se construía la Che’en Noria, en este caso el pozo era de forma rectangular y de mayor amplitud para darle cabida a la maquinaria, que consistía en dos ruedas, poleas y cadenas a las que se le ataban unos recipientes en forma de medio cubo, que al girar de las ruedas, éstos se introducían a las profundidades por debajo del nivel del agua y a su retorno, de salida a la superficie, vertían el líquido a un canal que lo conducía hacia unas piletas, en las que se almacenaba o era transportado mediante cañerías hacia donde fuera requerido.
Alrededor del pozo, para dar cabida a la noria y para que el agua corriera por gravedad, se construía un andén elevado en forma circular, sobre el cual se utilizaba la fuerza de un caballo, que con su lento caminar, vuelta a vuelta, hacía accionar la maquinaria.
Las Che’en Noria de Calkiní se ubicaban: en el huerto del Convento Franciscano de San Luis Obispo, en el centro de la ciudad; en la confluencia de las calles 17 y 14 del barrio de la Concepción, cuyo pozo puede ser visitado a toda hora de todos los días del año; en el huerto del paraje San Juan, en la calle 18, cerca de la estación del ferrocarril; la ubicada en el predio No.111 de la calle 15, en el centro de la ciudad; en la finca San Antonio Sihó, calle 30 por 19; en la finca Santa Rita, camino al poblado de Nunkiní; en la finca Santa Bárbara, camino al poblado de Tepakán y en Chuc Say, hoy balneario público, ubicado sobre la avenida que une a Calkiní con Dzitbalché. El pozo de esta última finca aún cuenta con su noria, mismos que pueden ser visitados por quienes tengan interés por conocerlos.
A mediados del siglo XX, algunos de estos pozos contaban con sus norias que siguieron siendo utilizados para abastecer de agua a huertos y abrevaderos, hasta su desaparición con el advenimiento de las bombas de agua accionadas por esbeltas veletas, las que por muchos años formaron parte del paisaje citadino, que a su vez cedieron el paso a los motores de extracción movidos por gasolina y actualmente por los de energía eléctrica.
Fuente: Canto Sosa, Santiago. Calkiní, Atenas del Camino Real.